Debido al gran trabajo realizado por la nueva empresa gestora de la Plaza de Toros de Córdoba, afrontaba la feria taurina cordobesa de 2013 con mucha ilusión, con la esperanza de que ese trabajo diera sus frutos y se viera reflejado en una gran feria . Una vez finalizado el ciclo puedo decir que esta feria ha pasado de ser la “Feria de la Ilusión” a la “Feria de la Recuperación”. O, por lo menos, del inicio de ella, puesto que es muy largo aún el camino por recorrer para ver lleno el Coso de los Califas todos los días y siendo centro del interés taurino nacional, lo cual, de seguro, es el objetivo que se ha marcado D. Ricardo J. Ramírez y el deseo de todos los aficionados cordobeses.
Aunque siempre hay cosas que mejorar y matizar, a nivel “organizativo” han sido bastantes los aciertos de Ramguertauro S.L.., desde la política de bajada de precios hasta la confección de los carteles pasando por la elección de varias ganaderías cordobesas, la nueva cuadra de caballos, la creación de un palco infantil, la dotación de acomodadoras en los festejos, una agresiva campaña publicitaria, la celebración de tentaderos a puertas abiertas, la instalación de la “Caseta de Feria” en los aledaños de la plaza (que ha creado un ambiente extraordinario en la “pre” y “post” corrida) y, sobre todo, un intenso trabajo a pie de calle con aficionados y estamentos taurinos de la ciudad.
Gracias a Dios, el
trabajo realizado se ha traducido en un incremento en la
asistencia de público a los festejos con respecto a años
anteriores, aunque, como es natural, sería deseable un incremento
mucho mayor que, sin duda, se producirá, al reclamo del trabajo bien hecho y del éxito artístico de esta pasada feria.
En lo meramente artístico
ha resultado una feria bastante entretenida en la que se han cortado
orejas en todos los festejos, resultando la corrida de Núñez del
Cuvillo el único festejo menos lucido debido al juego dado por las
reses.
Muy interesantes
resultaron las dos novilladas en las que se pudo observar el gran
progreso de Rafael Reyes y Lagartijo (que no salieron por la Puerta
de Los Califas por sus fallos a espadas) y las buenas condiciones que
atesoran el resto de los novilleros integrantes de los carteles.
Espectacular resultó
la corrida del arte del rejoneo, con un Diego Ventura en plan
estelar. De él quiero resaltar el detalle de darle la importancia
que merecen a sus caballos informando al público del nombre del
caballo actuante.
En cuanto a los toreros
de a pie en el recuerdo queda la maestría, entrega y verdad de José
Luis Moreno, la espada de El Cid, la valentía y actitud
de David Mora, la profundidad y clase de Finito de Córdoba,
la elegancia en lo poco que pudo hacer de Manzanares y, como
no, la genialidad, el empaque y embrujo de Morante de la Puebla
que convirtió en mágica e histórica la que puede ser su tarde más
completa (independientemente del acierto o no en la concesión del rabo).
La presentación del
ganado ha sido irreprochable en las novilladas de La Quinta y
La Morantilla. Excelentemente bien presentada la corrida para
rejones de La Castilleja. Y con el toro que demanda Córdoba
la mayoría de los ejemplares de la corrida de La Palmosilla
(Junto con los sobreros de la de Juan Pedro). Sin embargo, y a pesar
de que no hubo problema alguno en los reconocimientos veterinarios
(cosa que no pasaba en Córdoba en muchos años) la presentación
bajó mucho (sobre todo de cara) en los “Cuvillos” y
“Juanpedros”. A buen seguro que los toros de estas
ganaderías que saltaron al ruedo califal no lo hubieran hecho en el
sevillano coso maestrante tal y como era el deseo y la promesa de la
empresa. Sin duda las presiones de los veedores y representantes
de los toreros han tenido mucho que ver. Esperemos que, conforme vaya
tomando prestigio la nueva empresa, y con ella la Plaza de Córdoba,
tenga la fuerza suficiente como para imponer a las figuras el toro
que quiere y merece Córdoba como plaza de primera categoría.
Junto con la presentación
de las 2 últimas corridas de toros, otro punto negativo de esta
feria (y, desgraciadamente, en el resto de ferias españolas) ha sido
la parodia de suerte de varas que se ha realizado. Tan sólo un
puyazo (en el segundo toro de David Mora) se ejecutó como mandan los cánones.
La feria terminó de la
mejor manera posible: La salida de Morante por la Puerta de Los
Califas llevado en volandas por una multitud de jóvenes al grito de
¡Viva el Toreo! Preciosa imagen que permite mirar con ilusión y
esperanza tanto el futuro de la Córdoba taurina como el de la Fiesta
en sí.
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