jueves, 6 de junio de 2013

Hablemos del Fino


     No está teniendo suerte Finito de Córdoba en esta nueva temporada 2013 que ha iniciado con ánimos renovados. En unos casos (la mayoría) el ganado ha dado al traste con las ilusiones de torero y afición. En otros han sido otro tipo de circunstancias las que han impedido triunfos que hagan que el torero esté de nuevo en las alturas del candelero taurino.

     Así, en Valencia dio con un público que había ido a ver el toreo efectista de sus compañeros de cartel (El Cordobés y El Fandi) y no supo apreciar la maestría de su faena al primero de la tarde, digna, a todas luces, de obtener mayor premio que una ovación. En Nimes, en un gran cartel de toros y toreros (el mismo que se repitió en Córdoba con gran éxito) la lluvia obligó a suspender un festejo del que se esperaba mucho. Por último, en el Coso de Los Califas, la explosión de genialidad de Morante de la Puebla con toda su repercusión mediática minimizó el eco de la gran actuación de Finito con el primero de la tarde al que cortó una oreja.

     Tras regalarnos con el capote una larga cambiada, siete verónicas rematadas con una torerísima media a pies juntos, y una larga de ensueño en el quite, su faena estuvo llena de pureza y de esa estética única que imprime el Fino a sus obras de arte. Fueron varias las tandas de naturales eternos, enganchando al toro en los vuelos de la muleta, trazando de arriba a abajo y soltándolo a la espalda, rematadas con pases de pecho perfectos, vaciando al toro de pitón a rabo, y primorosos adornos cargados de personalidad. Y, para finalizar, una estocada entera (ver video) ¡Ay si el toro no se resiste a doblar! Faena de 2 orejas. ¡O no!

     Y lo pongo en duda no por los merecimientos de la faena sino porque no estoy convencido de que hubiese habido rotundidad en la petición de la 2ª oreja. Desde los días previos noté en un sector de la afición cordobesa bastante animadversión contra Finito, prejuzgando, sin venir a cuento, lo que iba a ser su actuación días después. Y ya, durante su actuación, hubo a mi alrededor personas que no le concedieron ni un sólo aplauso.

     Suelo ser una persona bastante tranquila y comedida pero confieso que esa situación me rebeló. Y no sólo como finistista, si no como aficionado taurino cordobés y, sobre todo, como persona. Soy incapaz de comprender los prejuicios y, lo que es peor, la soberbia que impide reconocer las cosas y rectificar cuando uno se equivoca.

     En Córdoba la exigencia a la hora de juzgar las faenas es mucho mayor con Finito que con otros compañeros. Como evidencia de esta situación expongo un sólo detalle acontecido durante la corrida del pasado sábado:

     Primer toro: Gran faena de Finito de Córdoba coronada con una estocada. Se resiste el toro a doblar. Falla el Fino en el primer intento de descabello y parte del tendido comienza a pitarle.

     Tercer toro: Manzanares no puede hacer mucho por las condiciones de su toro. Dos Pinchazos. Media estocada. Falla en el primer intento de descabello y el público le aplaude.

     Los que vivieron en la época del “Monstruo” cuentan que con Manolete pasaba lo mismo. En Córdoba era donde más se le criticaba (hasta se le puso letra a su pasodoble mofándose de su forma de matar) y sólo hubo unanimidad en reconocer su grandeza cuando Islero se lo llevó por delante.

     Ojalá, en Córdoba, apreciemos todos, de una vez, lo que tenemos y no haya que esperar a perderlo (aunque sea con su retirada) para reconocer la grandeza de un torero que ha llevado a Córdoba por todo el orbe taurino y que; además de ser el que más veces a actuado en el Coso de Los Califas (55), el que más veces ha abierto su Puerta Grande (19), el que más toros ha indultado en Córdoba (2), el 2º que más toros ha indultado (23) y que ha triunfado en todas las principales plazas del mundo; es reconocido por todo el mundillo taurino como un TORERO DE TOREROS.

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