miércoles, 3 de junio de 2015

Reflexiones sobre el "No Indulto"



Tras disfrutar de la faena histórica de “Finito de Córdoba” a “Laborador”-65 en el Coso de Los Califas me propuse dejar a un lado la polémica suscitada con el “No Indulto”. No quería entrar en vanas discusiones. Sólo deseaba ahondar en las sensaciones, escudriñar en la memoria cada uno de los borbotones de arte que derramó la muleta del Fino sobre el albero califal, paladear hasta la saciedad la profundidad y verdad de cada uno de los naturales que dibujó, recrearme al máximo en el regusto de cada remate, prolongar, en fin, el gozo de haber sido testigo, en vivo y en directo, de la dimensión artística del toreo en su máxima expresión.

Pero el hombre propone y Dios dispone. Y es que uno, a la vuelta a la cotidianidad post-ferial va oyendo cosas. Y escucha a gente que no ha ido en su vida a los toros hablar del Fino. Y entonces el oído se agudiza. Y el alma se encoge al comprobar que lo que ha trascendido no ha sido la realización de una faena histórica, de una obra de arte única, sino el desaguisado posterior. Córdoba y su cainismo.