Con la llegada de la primavera comienzan a organizarse espectáculos taurinos por distintos puntos de nuestra geografía. A algunos de ellos, gracias a las buenas vías de comunicación existentes en la actualidad, se necesita muy poco tiempo para llegar, y claro, a uno le tientan las ganas de asistir a algún festejo.
Menudo plan para un aficionado: una
tarde primaveral viendo toros en familia. Porque... ¡cualquiera
se va a los toros y se deja atrás a los dos vástagos!, que, para
orgullo de uno, le han salido aficionados a la Fiesta. Y, ya puestos,
no nos vamos a ir los tres a pasar una buena tarde y vamos a dejar a
la madre en casa. Pero he aquí que la cruda realidad nos lleva a
toparnos con el problema del parné.
¿Por cuánto me saldrá la tarde de
toros con la familia? Las entradas, por lo general, han bajado
últimamente su importe y se puede asistir a una corrida de toros por
unos 20-25€, pero cuando uno se pone a echar números, lo que, en
principio y para uno sólo, puede parecer un precio razonable y, mas
o menos, asequible ya no lo es tanto si quieres ir con la familia
porque, además, hay que sumar el precio de un combustible que lleva
tiempo inmerso en una carrera sin fin. Por si fuera poco, se viene a
la cabeza la reparación de un electrodoméstico que lleva semanas
pendiente, la ropa que, con el cambio de estación, hay que comprar a
los hijos en edad de crecimiento, las chapuzas pendientes en el piso,
otros carteles futuros con más atractivo a los que también quieres
ir,.... Y si encima es final de mes.... La cosa está chunga. Y eso
que, gracias a Dios, tengo trabajo fijo. Si fuese uno de los miles
de cabezas de familia que están en paro o con un trabajo muy
precario no habría siquiera opción al planteamiento.
Al final la pretensión de una
entrada para ti más las tres para la familia se convierte en ninguna
entrada sacada (1+3=0). Y lo peor de todo esto no es que yo me
quede sin ir a los toros o que la corrida registre una floja entrada.
Lo peor es que mis hijos, y los de otros muchos, no van a la
plaza. Y un niño que no va a la plaza de pequeño es muy complicado
que vaya a los toros de mayor.
En las actuales circunstancias, o se
permite la entrada gratuita a los niños y jóvenes hasta cierta edad en
determinados festejos en los que se sabe con antelación que no se va
a llenar la plaza o, entre unas cosas y otras, el futuro de la
fiesta se irá tornando cada vez de un color más oscuro.
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