martes, 26 de mayo de 2015

Dimes y Diretes sobre el Abono Taurino



Estamos ya en vísperas de la feria taurina cordobesa de Nuestra Señora de la Salud. Aunque el ambiente taurino va en aumento en la ciudad, en los mentideros taurinos se perciben dudas sobre el aspecto que presentarán los tendidos del Coso de Los Califas en la feria del debut de la FIT en Córdoba. 

No han trascendido datos sobre el número de abonados a los festejos. De seguro que habrán superado con creces los del desastroso año 2014. Imposible hacerlo peor. Pero... ¿ese aumento responderá a las expectativas de los nuevos empresarios y de la propia Córdoba taurina en general?  
Córdoba ha sido siempre una ciudad con poca cultura de abono taurino. El aficionado gusta de disfrutar la feria día a día y sacar la entrada para los toros en el momento. A esto contribuye sobremanera el amplio aforo de la plaza. La gran cabida del Coso de los Califas provoca el que, en la actualidad, ni para las corridas de mayor expectación, el aficionado perciba temor alguno a no poder conseguir una entrada del gusto de cada cual. 

Además, en los últimos años, conforme el número de festejos se ha ido reduciendo, una circunstancia ha venido a aumentar el desinterés por adquirir la condición de abonado al Coso de Los Califas. Uno pregunta a unos y otros. Y entre las respuestas, incluso de los más aficionados, aparece de manera reiterativa un denominador común. A saber: Con el formato de feria actual, para un aficionado a los toros que no se sienta atraído por el toreo a caballo (cosa bastante frecuente), abonarse resulta más gravoso para la cartera que sacar entradas sueltas de corridas y novilladas. Y no debe olvidarse que en tiempos de estrechez pecuniaria como en los que nos encontramos, el personal mira, y mucho, al bolsillo. 

Ante tales circunstancias, tan sólo la tradición o el hecho de que el hombre, aunque racional, no deja de ser un animal con sus apegos y querencias, que gusta de repetir acciones, compañías y localizaciones, constituyen el impulso motivador de un aficionado cordobés a la hora de abonarse. 

Quizás (lo desconozco) el impacto económico de la corrida de rejones en la rentabilidad global de la feria sea fundamental, pero en lo que al número de abonados se refiere estaría por asegurar que, actualmente en Córdoba, resta más que suma. Dado que en un porcentaje muy elevado el público que asiste a la corrida de rejones es distinto al del resto del abono... me pregunto ¿no sería adecuado plantearse el dar la corrida de rejones como un festejo fuera de abono en beneficio de un incremento del número de abonados? 

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