Con la llegada de la primavera comienzan a organizarse espectáculos taurinos por distintos puntos de nuestra geografía. A algunos de ellos, gracias a las buenas vías de comunicación existentes en la actualidad, se necesita muy poco tiempo para llegar, y claro, a uno le tientan las ganas de asistir a algún festejo.
Menudo plan para un aficionado: una
tarde primaveral viendo toros en familia. Porque... ¡cualquiera
se va a los toros y se deja atrás a los dos vástagos!, que, para
orgullo de uno, le han salido aficionados a la Fiesta. Y, ya puestos,
no nos vamos a ir los tres a pasar una buena tarde y vamos a dejar a
la madre en casa. Pero he aquí que la cruda realidad nos lleva a
toparnos con el problema del parné.