sábado, 14 de diciembre de 2013

¿El Huevo o la Gallina? ¿El Toro o el Torero?


En los últimos días he leído con agrado por distintos medios, informaciones sobre cómo en muchas plazas francesas y alguna española ya tienen reseñadas sus corridas de toros para el próximo 2014. En esto, me encuentro de bruces con unas declaraciones de D. Julián Alonso, gerente en Córdoba de Ramguertauro S.L., en las que afirma que no se pueden adelantar aún los nombres de las ganaderías que lidiarán sus reses en la próxima feria cordobesa de Ntra. Sra. de la Salud 2014 ya que estarán supeditadas a las contrataciones de los toreros. Y es aquí cuando yo, a semejanza de la tradicional pregunta sobre el huevo y la gallina me interpelo: ¿Qué son antes los toros o los toreros?.

Y qué quieren que les diga, según mi forma de ver esto, y más, en plazas de primera categoría, como lo es Córdoba, los toros van antes que los toreros. La empresa debería apartar unas corridas acordes con la categoría de la plaza y del gusto de la afición, para, posteriormente, ofrecérselas a los diestros y que éstos decidan si desean enfrentarse a esas corridas o no. Está claro que dependiendo de los toreros que se deseen contratar se elegirán unos hierros u otros, pero, todo lo que sea condicionar el ganado a los gustos o exigencias de los toreros me parece una concesión que va en detrimento de la categoría de la plaza.

Hay quienes excusan esta manera de actuar por el temor a que las figuras se borren de la feria si no se les complace. Los empresarios temen ver vacíos los tendidos. Yo les presentaría a muchos y buenos aficionados que han dejado de ir a la plaza precisamente por disconformidad con el ganado que sale por chiqueros. Muchos aficionados temen quedarse sin ver a los ases de la torería. A quienes esto piensan basta con que echen un vistazo a los carteles de las plazas francesas. Ahí está la labor y el mérito del buen empresario, en conseguir darle categoría a la plaza que regenta reuniendo en los carteles a las máximas figuras de la torería andante y el toro acorde con la categoría de la plaza y del gusto de la afición.

No hablamos de quimeras, en Francia es una realidad, ellos lo han conseguido. Allí la afición tiene mucho que decir en la selección del ganado a lidiar en sus plazas. En Córdoba no tenemos esa mentalidad, cultura, tradición o como se quiera llamar, pero, en su defecto, podríamos tener una baza importante a jugar en este aspecto. No es otra que la sociedad propietaria del Coso de Los Califas, una sociedad formada por excelentes aficionados que tiene en sus manos el poder cambiar la situación. Bastaría con estipular, en los pliegos de concesión de la plaza, la participación en la elección del ganado a lidiar de una Comisión de Propietarios designada al efecto, así como establecer unas fechas límites para la reseña de las corridas o aquellas otras claúsulas que estimen oportunas avocadas a dar categoría y seriedad a la plaza partiendo de la base fundamental de la fiesta que no es otra que el toro bravo.

Sin duda hará falta tiempo para cambiar, poco a poco, mentalidades, tanto de toreros, como empresas y aficionados, pero la recompensa merecerá la pena.


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