Al finalizar la Feria de Mayo 2013 la Córdoba taurina respiraba
optimismo. Vislumbraba con esperanza la recuperación del Coso de Los
Califas. La nueva empresa había trabajado bien, había puesto en
marcha nuevas iniciativas del agrado de la afición y, sobre todo,
una política de precios envidia de los aficionados de toda España y
digna de ser adoptada por la mayoría de empresas que rigen los
destinos de los cosos españoles. Una política que se vio
refrendada, en tiempo de crisis, con un importante aumento respecto a
años anteriores, tanto de abonados como de espectadores en los
tendidos. Por otra parte la presentación del ganado había mejorado
un puntito y, como remate, los festejos habían resultado exitosos en
lo artístico, con el colofón de la ya histórica tarde de Morante
de la Puebla.
Demasiado bonito para ser cierto. Y, como dice el sabio refranero
español: “Dura poco la alegría en casa del pobre”.
A pocos días de concluir el ciclo ferial nos topamos con la ruptura
entre el empresario Ricardo Ramírez y el, hasta entonces, gerente,
Antonio Tejero. Y no, precisamente, de forma muy amistosa. Algo había
ido mal. Y la incertidumbre, de nuevo, apareció entre los
aficionados. Meses más tarde las aguas parecieron volver a su cauce
con el nombramiento de D. Julián Alonso como gerente de Ramguertauro
S.L. en Córdoba y se anunció la nueva campaña de abonos para
octubre. Pasó octubre. Y noviembre. Y de nuevo flotaba en el
ambiente taurino la sensación de que algo no iba bien. Algo extraño
se barruntaba. Por fin, el 17 de diciembre se presenta la campaña de
abonos 2014. Y he aquí que la sufrida afición cordobesa se
convulsiona al comprobar cómo en la tarifa de precios se recogen
subidas en el precio de los abonos que llegan en algunos casos hasta
el 193%, siendo la subida media de un 76'5% y con el agravante de que
la mayor subida se ha producido en los tendidos 8 y 9 que son los más
accesibles para los aficionados con menor poder adquisitivo (Ver
tabla al final del artículo). Cuando todas las voces autorizadas del
mundillo taurino postulan la necesidad de una bajada de precios, en
Córdoba, se elevan bruscamente.
Se le ha dado un dulce al aficionado y de golpe se le ha quitado. Se
ha dado un giro de 180º en el rumbo marcado la pasada campaña.
Estoy convencido de que hubiese sido mucho más acertado mantener
dicho rumbo aunque, eso sí, corrigiendo, poco a poco, las
desviaciones detectadas. Sin duda la empresa tendrá sus motivos para
actuar así y está claro que el objetivo de
una empresa es obtener ganancias pero intentar cosechar antes de
tiempo no suele dar los frutos apetecidos.
Se
ha optado por el camino más fácil; aumentar ingresos por taquilla
en vez de trabajar para reducir costes, apretar al aficionado en vez
de a las figuras. Nadie cae en la cuenta (ni empresas, ni figuras) de
que en la situación en la que nos encontramos no se puede exprimir
más a una afición con la cartera ya esquilmada con la presión
fiscal y laboral.
Una
jarra de zumo se llena exprimiendo varias naranjas. Si se exprime
sólo una naranja, y más de una vez, llega un momento en el que ya
no puede dar más zumo por mucho que se quiera. No se puede convertir
la Fiesta en un lujo sólo al alcance de unos pocos. Quitarle a las
corridas de toros su carácter popular es encaminarla al matadero.
Ojalá me equivoque pero me temo que, con esta descomunal subida, en
mayo estarán vacíos los tendidos y el cajón. Y, para colmo, se
dirá que la Córdoba taurina no tiene remedio, que no hay afición.
Como se suele decir: " Además
de cornudos, apaleados".
Estupenda critica real y verdadera de lo que nos espera Manuel.
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