lunes, 23 de diciembre de 2013

Bajonazo en Los Califas

Al finalizar la Feria de Mayo 2013 la Córdoba taurina respiraba optimismo. Vislumbraba con esperanza la recuperación del Coso de Los Califas. La nueva empresa había trabajado bien, había puesto en marcha nuevas iniciativas del agrado de la afición y, sobre todo, una política de precios envidia de los aficionados de toda España y digna de ser adoptada por la mayoría de empresas que rigen los destinos de los cosos españoles. Una política que se vio refrendada, en tiempo de crisis, con un importante aumento respecto a años anteriores, tanto de abonados como de espectadores en los tendidos. Por otra parte la presentación del ganado había mejorado un puntito y, como remate, los festejos habían resultado exitosos en lo artístico, con el colofón de la ya histórica tarde de Morante de la Puebla.

Demasiado bonito para ser cierto. Y, como dice el sabio refranero español: “Dura poco la alegría en casa del pobre”.

A pocos días de concluir el ciclo ferial nos topamos con la ruptura entre el empresario Ricardo Ramírez y el, hasta entonces, gerente, Antonio Tejero. Y no, precisamente, de forma muy amistosa. Algo había ido mal. Y la incertidumbre, de nuevo, apareció entre los aficionados. Meses más tarde las aguas parecieron volver a su cauce con el nombramiento de D. Julián Alonso como gerente de Ramguertauro S.L. en Córdoba y se anunció la nueva campaña de abonos para octubre. Pasó octubre. Y noviembre. Y de nuevo flotaba en el ambiente taurino la sensación de que algo no iba bien. Algo extraño se barruntaba. Por fin, el 17 de diciembre se presenta la campaña de abonos 2014. Y he aquí que la sufrida afición cordobesa se convulsiona al comprobar cómo en la tarifa de precios se recogen subidas en el precio de los abonos que llegan en algunos casos hasta el 193%, siendo la subida media de un 76'5% y con el agravante de que la mayor subida se ha producido en los tendidos 8 y 9 que son los más accesibles para los aficionados con menor poder adquisitivo (Ver tabla al final del artículo). Cuando todas las voces autorizadas del mundillo taurino postulan la necesidad de una bajada de precios, en Córdoba, se elevan bruscamente.

Se le ha dado un dulce al aficionado y de golpe se le ha quitado. Se ha dado un giro de 180º en el rumbo marcado la pasada campaña. Estoy convencido de que hubiese sido mucho más acertado mantener dicho rumbo aunque, eso sí, corrigiendo, poco a poco, las desviaciones detectadas. Sin duda la empresa tendrá sus motivos para actuar así y está claro que el objetivo de una empresa es obtener ganancias pero intentar cosechar antes de tiempo no suele dar los frutos apetecidos.

Se ha optado por el camino más fácil; aumentar ingresos por taquilla en vez de trabajar para reducir costes, apretar al aficionado en vez de a las figuras. Nadie cae en la cuenta (ni empresas, ni figuras) de que en la situación en la que nos encontramos no se puede exprimir más a una afición con la cartera ya esquilmada con la presión fiscal y laboral.

Una jarra de zumo se llena exprimiendo varias naranjas. Si se exprime sólo una naranja, y más de una vez, llega un momento en el que ya no puede dar más zumo por mucho que se quiera. No se puede convertir la Fiesta en un lujo sólo al alcance de unos pocos. Quitarle a las corridas de toros su carácter popular es encaminarla al matadero. Ojalá me equivoque pero me temo que, con esta descomunal subida, en mayo estarán vacíos los tendidos y el cajón. Y, para colmo, se dirá que la Córdoba taurina no tiene remedio, que no hay afición. Como se suele decir: " Además de cornudos, apaleados".







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