domingo, 17 de noviembre de 2013

El Tunel como Síntoma


Se ha hablado mucho esta temporada de túneles y tuneleros. Pues bien, yo me sumo a los que censuran a aquellos que, saltándose a la torera (nunca mejor dicho) convenios, normas, principios y lo que se ponga por delante, se visten de luces por unas cantidades bastantes inferiores a las mínimas establecidas legalmente.

Ahora bien, convendría preguntarse por el origen de este proceder ¿se llega a esta situación sólo por la ambición de empresarios sin escrúpulos que se aprovechan de la situación, a veces desesperada, de muchos espadas?

Pues, seguramente, muchas veces sí, pero estoy convencido de que también hay empresarios de buena fe que se ven inmersos en un círculo vicioso del que es muy complicado salir: Los costes legalmente establecidos para la organización de un espectáculo taurino son muy elevados. Si se ponen los precios de las entradas altos no acude la gente. Si se ponen muy baratos para que acuda más gente no se cubren los gastos. Resulta muy complicado poder dar un espectáculo taurino y que sea rentable o, como mínimo, no tener pérdidas. Y conviene tener clara una cosa: si un negocio no es rentable el empresario cierra el chiringuito. Y con la que está cayendo; entre la crisis, las presiones “antis”, los políticos “políticamente correctos” que padecemos, la disminución de aficionados y la multiplicación de la oferta de ocio, probablemente haya muchos lugares en donde si se deja de dar un espectáculo taurino tradicional ya no se vuelva a celebrar en el futuro.

Veo el tuneleo como síntoma de un problema mucho más complejo y del que, o se busca la solución ya, o puede dar al traste con la Fiesta.

El futuro de la Fiesta pasa, entre otras cosas, por reducir costes. Una partida importantísima la componen los costes administrativos; otra, guste o no, son los honorarios de los profesionales. A éstos corresponde concienciarse de ello, porque exigir ahora más honorarios de los que generan (aunque estén regulados por ley) les puede suponer estar parados en el futuro ya que, involuntariamente, están colaborando a que cada vez se organicen menos festejos.

Así pues, déjense de lamentos. Conviertan esas quejas en ideas de futuro y propuestas concretas. Siéntense todas las partes implicadas, únanse para formar un frente común que luche, día a día y sin descanso (aprendamos de los antitaurinos), por la rebaja de los costes administrativos y, asimismo, revisen y modifiquen las partes del convenio que tengan que revisar, modifiquen la composición de las cuadrillas si es necesario, pongan los honorarios en función de las taquillas o establezcan la fórmula que estimen oportuna para tener unos ingresos dignos pero que no supongan un problema insalvable para la rentabilidad del espectáculo. Háganlo YA y pensando en el futuro más que en el presente porque, si no, dentro de poco sólo habrá pasado.

2 comentarios:

  1. Me alegra que estés de acuerdo Juan. Ojalá que lo estuvieran también los que tienen capacidad para arreglar esto.

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