Puede
que una de las cosas más ilusionantes que regale la vida sea el
inicio de un nuevo amor. Nuevas expectativas, nuevos proyectos,
nuevas ilusiones... Y todo ello compartido con otra persona en quien
se deposita una confianza plena.
Sin
embargo, cuando un miembro de la pareja ha sufrido con anterioridad
de mal de amores, las cicatrices que recuerdan el dolor de una
aventura previa pueden suponer un freno para una entrega absoluta
desde el primer momento.
Se hace
imprescindible en estos casos una relación mucho más intensa de lo
habitual, un permanente intercambio de pareceres, una sucesión
continua de pequeños detalles, de pequeñas muestras de amor.