Al
final van a tener razón los defensores del cambio climático.
Después de mucho tiempo, este año hemos tenido primavera en
Córdoba, algo inusual por estos lares en los que se pasa
directamente del invierno al verano. Pero ahí no queda la cosa. Ha
sido llegar el verano y sobre
el Coso de Los Califas se han cernido unos nubarrones negros que han
oscurecido el futuro taurino cordobés.
Cuando el panorama se vislumbraba luminoso tras la pasada Feria de
Mayo y las inquietudes de los aficionados se centraban en los festejos futuros nos encontramos de bruces con que el tándem Ramírez-Tejero se
ha roto. Y como no hay
“declaraciones oficiales” surgen los rumores de todo tipo. Cada uno cuenta la feria según le va o según le cuentan. Unos con mejor intención y otros con peor. Incompatibilidad profesional comentan unos, sucesión de etapas dicen otros. Cosas del parné afirman estos, falta de sintonía rumorean aquellos....
Lo
cierto es que, tras unos meses de excelente trabajo en pro de la
recuperación de la afición en Córdoba y una brillante feria
taurina, por fin parecía
que se había conseguido, después de mucho tiempo, poner de acuerdo
a todo el mundillo taurino cordobés para remar juntos en la misma
dirección y tener una
perspectiva halagüeña para el futuro. Ahora, tras este desencuentro
entre gerente y empresario, todo parece tambalearse y el panorama
taurino cordobés se llena de interrogantes ¿Qué
ha pasado en realidad? ¿Se mantendrá la misma empresa? ¿Con un
nuevo equipo de trabajo tendrá continuidad la labor iniciada? ¿Se
mantendrá la “paz social” en el “ambiente taurino” cordobés
o comenzarán las divisiones cainitas tan frecuentes en Córdoba?
En fin.... como dice el refrán “Dura poco la alegría en casa del
pobre”. Esperemos, por el bien de la Córdoba taurina, que la
teoría del cambio climático no sea acertada y que, con el
transcurso del verano, los nubarrones negros se disipen poco a poco
quedando todo en tormenta veraniega en vez de convertirse en temporal
de oscuro invierno.
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